miércoles, 4 de marzo de 2009

Huérfanos.




Alguien tenía que pagar semejante bochorno (me refiero a la dura derrota del domingo pasado contra San Lorenzo, 5 a 1). Y pagó el arquero. ¿Quién más? El pobre arquero siempre es el culpable de los errores de los otrs 10 jugadores. Como dijo Eduardo Galeano, cuando un jugador comete un penal, el castigado es él, el arquero, sometido a la pena máxima.

Si bien como parte del equipo, el arquero es una pieza fundamental, más importante que todos los defensores juntos, pues un error del guardameta es gol, insalvable posición, su sustitución parece insuficiente. ¿Qué hay de los demás? ¿No deberían salir del equipo otros elementos también?

Bueno... Fabbiani no viajó para disputar el match por la Copa. Justo Fabbiani. La poca alma que tiene este equipo se quedó en Buenos Aires. El DT, quien debería ser el más centrado de todos, anda hablando pavadas en los programas de radio, diciendo a los cuatro vientos lo que debería decirle al jugador en la intimidad del vestuario. El DT, que no viajó por un problema personal (esperemos que no sea nada grave).

El equipo está huérfano para este partido.

Tal vez sea mejor, así nadie nos tendrá de hijos una vez más.

domingo, 15 de febrero de 2009

¡INCREIBLE!





¡Ganamos!
Luego de... ya ni recuerdo, hemos vuelto al triunfo. Al fin podemos decir que el paraguayo Salcedo sirvió para algo: para que venga Fabbiani.
Y si, en la realidad de este River de Aguilar, máximo arquitecto de este presente bochornoso, el excedido jugador es figura en un equipo que cuenta con profesionales entrenados y preparados físicamente para... ¿para qué? Para salir últimos y dar asco en el verano.
Sin embargo, no hay que desmerecer a Fabbiani: puso todo para venir a River. Hizo el laburo de los diigentes de Newell's, de la vergüenza de CD que tenemos en River y el de su representante.

Eso hace falta en River: gente que se juegue por la camiseta. Basta de robar, basta de impericia, basta de errores, basta de Aguilar. Que Fabbiani sea un símbolo del amor por el club que tanto se necesita. Fabbiani es un hincha más, un hincha que juega.

No uno que roba, como nuestro presidente. Su imagen demacrada de hoy, luego del partido, con su sucia barba de cinco días que no alcanzaba para cubrir su papada, su cabellera gris despeinada y su camisa, que ya no tiene cuello suficiente para rodear a semejante grasa, es un ícono de lo que ha hecho con el club: lo dejó deslucido, despintado, sucio, perdedor...

Fabbiani es la gente. La hinchada necesitaba de un Ogro para que le escupa en la cara al Rey, para que le saque la novia al Príncipe Valiente.

Rosario Central 1 - River Plate 2.

No se si es el comienzo de un nuevo camino, pero fue una tarde muy linda, y en River aprendimos a disfrutar de los pequeños placeres.

¡Salud!